Al despertar acorazonado de soñarte
vi radiante a la luna alumbrando tu hogar.
Me acerqué a ella para preguntarlo, por qué reflejaba en el cristal de tu habitación. Con un tierno susurro me dijo, cuido a la doncella porque está solitaria y lejos de ti.
Atónito me puse a pensar en tus ojos, en tu mirada, en tu cabello, en tus labios, en tu sonrisa, en tu cadera, en tus virtudes, en tu calidad, en tu coraje, en tu sencillez y en tu hermoso corazón de margarita. Le dije que no se apartara de ahí, que te acompañe en las noches de oscuridad y al llegar las auroras, te regale un suspiro despertar.
Me preguntó si te amaba o solamente te quería. Con el alma apasionado y el corazón palpitante respondí, luna; tú más que nadie sabes cómo son las moléculas del amor, todo el mundo sabe que te mueres por estar junto al sol, pero lastimosamente, el malévolo sistema de rotación os separó para siempre verdad.
– No, no es así. El romance entre yo y el sol, es que nos amamos a distancia, de esa manera; no dejamos de alumbrar a la tierra y lo hacemos con refinada colaboración, él en el día yo en la noche y las veces de eclipses nos unimos para darnos un beso.
Luna, lo mismo pasa conmigo. Me gusta amar en silencio, porque así siento estar enamorado eternamente de ella, tal vez suena inverosímil, pero me encanta amar así. Pasarán semanas, meses, años hasta décadas quizás, acá estaré esperando a mi Corazón coraza, luz clara divina esperanza.
Lima, 31 de agosto del 2021.
ROMANÍ MARINHERO
Lauricocha, Huánuco – Perú.